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BHUTAN El país de la Felicidad Interna Bruta (FIB)



Maria Pinar Merino Martin

21/05/2023

“En un pequeño país muy, muy lejano, en las faldas de las montañas más altas del planeta existía un reino habitado por personas que vivían en constante interrelación con la naturaleza. El rey de Bhután, pues este era el nombre del reino, preocupado por el bienestar de sus súbditos, viajó por el mundo y envió emisarios a otros países para que aprendieran cómo vivían en otras culturas.



Foto de Gaurav Bagdi en Unsplash
Foto de Gaurav Bagdi en Unsplash
Cuando terminaron las consultas se dio cuenta de que en Occidente las personas tenían muchos bienes materiales, pero eso no les hacía felices, pues andaban siempre buscando algo más, en una espiral de consumo inacabable. Por otra parte, sus súbditos eran gentes sencillas que vivían de la agricultura y de labores artesanas.
 
Los emisarios del rey visitaron ciudades y pueblos, llegaron a las más recónditas aldeas para preguntar a sus ciudadanos qué necesitaban para ser felices. Cuando terminó el proceso de consulta, el rey se reunió con su gobierno y empezaron a estudiar qué medidas podían tomar para que todos los habitantes del reino viviesen felices. Y guiados por la sabiduría del IV rey de Bhután acordaron que todas las decisiones que se tomaran a partir de entonces debían estar sostenidas por cuatro pilares:
 
  • Buena gestión de los asuntos públicos.
  • Desarrollo económico equilibrado.
  • Conservación del medio ambiente.
  • Preservación y fomento de la cultura.
 
Cada año los emisarios del rey recorren el país para hacer encuestas a los súbditos sobre sus necesidades y su grado de satisfacción.
 
Ese pequeño reino se convirtió en una luz que emitía una potente señal que pudiera servir de referencia al resto de los países de la Tierra”.
 
Este relato parece sacado de un cuento de hadas, pero es una realidad que pudimos comprobar en nuestro viaje a Bhutan buscando respuestas.

Foto de Karun Giri en Unsplash
Foto de Karun Giri en Unsplash

La felicidad se encuentra en el Camino Medio

Esa fue la conclusión a la que llegó Buda, que, siendo príncipe abandonó su palacio y una vida de lujo y riquezas y se convirtió en un mendigo de los caminos que vivió durante años de la caridad.
 
Tras vivir con intensidad las dos experiencias concluyó que mi la riqueza ni la mendicidad, eran las vías de la felicidad. Buda enseñó a sus discípulos que el Camino Medio es el que lleva a la felicidad, y el camino medio es el budismo tántrico, la religión que impera en Bhután.
 
Los humildes habitantes del país rezan para que el mundo escoja el Camino Medio que los llevará a la paz y al fin del sufrimiento, les conducirá a la sabiduría y a la alegría natural.
 
Los resultados de las encuestas que se hacen periódicamente en ese pequeño país arrojan resultados sorprendentes: no tienen ninguna preocupación por sus posesiones materiales y no desean tener más. Sus necesidades son: la paz, la comida y la casa, la buena salud, la educación para sus hijos. Esos tres puntos son los principales puntos que necesitan para sentirse felices.

Foto de Faris Mohammed en Unsplash
Foto de Faris Mohammed en Unsplash

No lo llaman felicidad sino iluminación

Para ellos la felicidad es una sensación interna de satisfacción, de equilibrio entre el placer exterior y el interior.
 
“Convierte tu mente en la fuente de tu felicidad y ésta siempre estará contigo. Si en cambio pones tu felicidad en tu coche, por ejemplo, puedes perderla; el coche te lo pueden robar, puedes tener un accidente, o simplemente cuando ya se agote tu sentimiento de felicidad por el coche necesitarás tener algo más y necesitarás poseer otra cosa para sentirte feliz”.
 
La felicidad está internamente relacionada con tener cubiertas las necesidades básicas y un poco más. Los estudios de economistas y sociólogos apuntan a que los ingresos y la felicidad no van siempre juntos, sino que hay un momento en que ambos caminos que se separan.

semana.es
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El cuarto rey de Bhután

El país había permanecido aislado bajo las cumbres nevadas de los Himalayas entre India y China, preservando su cultura y sus tradiciones durante miles de años.
 
El IV rey de Bhután, el rey dragón Jigme Singye Wangchuck ascendió al trono a los 17 años de edad en 1972 y reinó sabiamente hasta su abdicación en su hijo en 2006. Es considerado por todos un hombre sabio y con cualidades extraordinarias. Fue el artífice de los cambios sociales, filosóficos y culturales que se implantaron en el Reino de Buthan.

Observó el mundo y vio cómo las sociedades medían su progreso. Vio que la mayoría de los países utilizaba el Producto Interior Bruto (que contemplaba exclusivamente parámetros económicos) como unidad de medida. Se dio cuenta de que esta vara de medir no era adecuada, solo se enfocaba en lo material. Y, está claro que en cualquier lugar del planeta en el que estemos, el mayor deseo de todo ser humano es alcanzar la felicidad y las aspiraciones más profundas del ser humano no son solo materiales y físicas, sino que hay otras dimensiones más profundas.
 
Y así creo un nuevo concepto: FIB (Felicidad Interna Bruta) y poco a poco comenzó a aplicarlo a todos los sectores sociales. Con este nuevo indicador el rey quería medir la calidad de vida en términos holísticos, psicológicos y espirituales.
 
Prácticamente todos los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, sin embargo, la FIB se basa en un concepto: el verdadero desarrollo de una sociedad humana, en el que se entrelazan lo material y lo espiritual, la cooperación y el refuerzo mutuo que lleven al bienestar y la felicidad de la persona.
La medición se realiza a través de un cuestionario de 180 preguntas divididas en nueve secciones:
  1. Bienestar psicológico
  2. Uso del tiempo
  3. Vitalidad de la comunidad
  4. Cultura
  5. Salud
  6. Educación
  7. Diversidad Medioambiental
  8. Nivel de Vida
  9. Gobierno.

El rey abdicó en su hijo en 2006. El actual rey de Bhután Jigme Khesar Namgyel Wangchuck y su esposa Jetsun Pema son considerados unos reyes modernos y cercanos, que han contribuido mucho a que el nombre de Bután se conozca en todo el mundo a través de las comunicaciones de la Casa Real en las redes sociales vía Facebook o Instagram. Ambos representan un modelo de monarquía constitucional con un parlamento democrático y una constitución abierta y progresista que es observada con curiosidad por el resto de los países del mundo.




              



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