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Fiesta de la Hispanidad: Un solo corazón



Caminantes del Corazón

13/11/2024

Habíamos ido a visitar la Comunidad hispana de Bay Shore en Long Island… El día 12 de octubre fue la primera jornada compartiendo El Camino del Corazón con ellos.




Margot_GUARDIANA DE LAS IDEAS EVOLUTIVAS: ​Un día de la Hispanidad diferente

Nos invitaron a acudir, por la tarde/noche a una Fiesta Cultural 2024, que habían organizado con otras parroquias de la zona para celebrar el Día de la Hispanidad, (algo que por cierto en New York llaman Columbus Day y también es festivo). Había una larga cola para entrar, se respiraba un ambiente festivo, acudían muchas madres y padres con sus hijos. El local era como una amplia sala para eventos, dentro de la iglesia. Finalmente, pudimos acceder y algunas mamás, que esa misma mañana habían participado en el taller del Camino del Corazón, nos brindaron asientos que ellas, previendo nuestra asistencia, nos habían reservado. Nos sentimos muy acogidos.

Empezaron los bailes típicos del folklore de cada país allí presente, previo a una pequeña introducción a las costumbres o datos de esos países.

Disfruté de cada danza, viendo a esos niñ@s y/o jóvenes vestidos con sus trajes típicos y el orgullo que sentían sus padres, allí presentes, al ver a sus hijos representando a sus países de origen dándole una presencia y continuidad a sus raíces. Eso me hizo recordar, con emoción, lo mucho que uno ama la tierra que le vio nacer.
 
Me encantó ver a Isabelita, la “mamita” de la comunidad de Bay Shore, con sus 96 años bailar con el padre Roger. Así como el ver bailar a las tres: María, Isabelita y María Vesey en el escenario cuando fueron invitadas a hacerlo.

Otra cosa que llamó poderosamente mi atención fue el ver como las madres se habían entregado a que sus hij@s ese día se lucieran tanto en las ropas tradicionales como en el baile. Se trata de personas emigrantes, sencillas y luchadoras (no es fácil dejarlo todo atrás y reemprender una nueva vida lejos de la familia y empezar de nuevo desde la dificultad, con la esperanza de encontrar una vida mejor). Se percibía el esfuerzo de las madres en la confección de los trajes, en la danza y en la participación, así como de la comida que con tango orgullo de pertenencia, nos ofrecían amablemente. 
 
Pongo en valor todo el esfuerzo de esas madres que, prácticamente, todas tenían niños pequeños. Es decir, encargarse de la casa, de los niños, el trabajo y además con ilusión transmitir a sus hijos el folklore de sus países de origen. Y lo hacían en comunidad conjunta cohesionado todo ello con lo común: la lengua, la religión, la familia, más el sentimiento de unidad y pertenencia. Fue una grata experiencia en la que en todo momento me sentí integrada en una verdadera comunidad multicolor.

Danzas realizadas durante el festival
Danzas realizadas durante el festival

Inma_VALEDORA DE ILUSIONES: Orgullo de hermanos

Tuvimos la gran suerte de viajar a New York para compartir el inicio del Camino del Corazón en ese otro lado del Atlántico.

Como siempre que uno se pone a disposición, recibimos muchos regalos. Al poner el pie en USA, una hermosa pareja ya estaba esperándonos con tanto amor y tanta apertura que nos sentimos acogidos como si fuéramos de su familia.

Coincidió el 12 de octubre, día en el que se celebra la Hispanidad con esos primeros días de nuestra estancia y tuvimos la oportunidad de ir a una fiesta organizada para celebrarlo. Al llegar nos sorprendió una larga cola que llevaba a la entrada del centro en el que se iba a realizar la celebración. Mientras hacíamos la fila, la gente se preguntaba unos a otros de dónde eran y hacían comentarios sobre su origen, el tiempo que llevaban en NY, para después pasar a desearse una feliz celebración.

Nos sorprendió el gran número de asistentes, todo el espacio lleno de sillas estaba ocupado y mucha gente, de pie, lo rodeaba, algunos aupando a niños para que pudieran seguir lo que iba a acontecer en la parte delantera, que hacía funciones de escenario, sin estar elevado.
 
La presentadora dio la bienvenida y empezó a nombrar países, El Salvador, Nicaragua, México, Argentina, Honduras, Puerto Rico, Ecuador, Guatemala…, y con cada mención los asistentes expresaban su particular emoción.

Fueron saliendo de uno en uno representantes de los distintos países. Cada representante describía lo más señalado de sus países: su lengua (el español), la religión más seguida (catolicismo), los países con los que hacen frontera, la comida más apreciada, los productos o lugares más valorados y, para terminar, ofrecían a los asistentes una demostración musical de su folklore.
Todo muy familiar, los danzantes, en algún caso todos miembros de una familia. El Salvador, por ejemplo, contó con cinco mujeres adultas de la misma familia, la madre había diseñado y cosido los vestidos y sus cuatro hijas la acompañaron en esa ofrenda en forma de danza.

Hubo palabras de reconocimiento para USA, país de acogida de todos los presentes, brindaron y agradecieron por la oportunidad de una nueva vida que les había brindado y se percibía el amor y el respeto por todos los países. También brindaron orgullosos por España, por la cultura y la lengua que les unían a todos.
 
Y en el corazón y en la cabeza de los cuatro españoles que estuvimos allí se arraigaron dos emociones: somos iguales, tenemos el mismo origen, somos hermanos y es un orgullo tener estos hermanos que, a su vez, valoran tanto la lengua y la religión que, sin duda, les aportaron los españoles que llegaron a ese lado del Atlántico hace ya más de 500 años.

Uno sabe pronto, siente con el corazón, que está entre los suyos. Justo porque para identificarse hay que buscar algo diferente; ese algo diferente es el país, el trozo del planeta en el que hemos nacido, los recuerdos de la infancia, la música, que es muy conocida por todos por haberla cantado y bailado en muchas ocasiones festivas o íntimas; pero que alguien tiene que recordar que viene de su pedacito de tierra. Como los hermanos que, siendo lo mismo, necesitan explicar que el mayor es el del pelo corto y que el segundo es mecánico y que la pequeña canta muy bonito.

Desde fuera se ven todos como una unidad, como iguales, cuesta distinguirlos; luego cada uno va mostrando su peculiaridad y uno puede valorar ambas cosas, al individuo y a su familia. Y el individuo que más nos gusta es el que siente respeto y honra el lazo familiar, su origen.

Salimos de la fiesta después de haber probado algunos de los numerosísimos alimentos que los distintos paisanos ofrecieron generosamente a todos los convocados.

La atmósfera alegre, generosa, abierta, fraternal, con ese marco de orgullo de las raíces propias que también eran comunes, se nos quedó dentro y no conseguíamos dejar de sonreír.

La hispanidad nos mostró su sentido profundo a miles de kilómetros de casa. Ha sido encontrarse con hermanos casi desconocidos que se mostraron a sí mismos con la consciencia de quienes son y que, al hacerlo, nos resaltaron quienes somos nosotros.

En fin, una fiesta para mostrar la identidad propia dentro de un colectivo que se siente único, una unidad y que, a su vez, forma parte de otro colectivo en el que ha echado nuevas raíces

Antonio_GENERADOR DE ESPACIOS ÚTILES: Posada de lo inesperado

Llegamos a Estados Unidos ilusionados por la ocasión de acompañar al Camino del Corazón en su extensión a estas tierras que, en mi caso, sólo conocía desde los tópicos y escenas de tantas películas.

La acogida de Maria Vesey y su familia fue "fantástica ". Cuanta amabilidad, alegría, generosidad nos han mostrado e ilusión por lo que íbamos a compartir. Aliñado todo por el humor, la energía y la sabiduría de Doña Isabelita (96 años), a la que todos sienten como la abuelita de la comunidad.
 
Los primeros días fueron de preparación y logística del CdC, junto a las presentaciones y visitas locales para conocer la comunidad mayoritariamente de origen hispano que nos acogía. Esto nos ocupó y mostró otras formas de hacer las cosas distintas, tomarse otros tiempos para las relaciones, otros enfoques tan buenos y en ocasiones mejores que los conocidos, al menos para mí.

Y llegó el día, no sin un poco de nerviosismo y mucha incertidumbre de cómo podía ir y encajar. Y el CdC en NY tomó vida y la Magia y el Amor fue desplegándose durante todo el primer día, con las adaptaciones propias a la singularidad del lugar y a aquellos nuevos caminantes.

Quiero destacar para mí la experiencia que me rompió creencias sobre las gentes de viven en este lugar, fue la vivida en las instalaciones de una iglesia próxima a Bay Shore a la que fuimos invitados por nuestra superanfitriona Maria V, donde el 12 de octubre se celebraba la fiesta de la hispanidad. Tema que, con esas noticias de cierta tensión que oímos en los medios de comunicación, nos tenían un poco inquietos. 
 
Vivir en Comunidad
 
Fuimos testigos de cómo las comunidades hispanas de los distintos países latinoamericanos que allí estaban convocados celebraban con orgullo, y así lo manifestaban alegremente, todo lo bueno que había en sus países, las personas referentes de sus tierras de origen y las bellezas naturales que habían dejado atrás. Sus bailes y sus canciones era la expresión de ese orgullo por su cultura hispanoamericana y a la vez su agradecimiento implícito a su nuevo país EEUU, donde habían nacido sus hijos.
 
Generosidad, alegría, bailes, degustación de platos de cada uno de esos países y sobre todo mucha hermandad y agradecimiento.

Gracias por la lección, hermanos.  Mi aprendizaje ha sido constatar lo importante que es sentirse parte de una comunidad a la que perteneces y estar orgulloso de tu cultura de origen, de tus raíces, de tu lengua y de tus costumbres genera fuertes vínculos sostenidos por la solidaridad y la generosidad, procurando el bienestar, facilitando la comunicación y celebrando todo juntos las alegrías de unos y apoyándose cuando es necesario.

"Un Solo Corazón" no podrían haber elegido mejor nombre para aquel encuentro- celebración.

Y me doy cuenta de que nuestra sociedad ha perdido en gran parte este sentido de pertenecer a un grupo, a una comunidad, a una tribu en definitiva... Ese sentido de pertenencia, de estar incluido en un grupo, con orgullo, sin competir con otras culturas. En estas épocas convulsas que estamos viviendo en buena parte del mundo solo resaltamos las diferencias con otras culturas e intentamos imponer nuestra supremacía, nuestro ego social juzgando y criticando a lo que calificamos como diferente.
 
Gracias a las gentes de Bay Shore (Long Island, NY).
Gracias al Camino del Corazón por con-tribu-ir a sembrar más consciencia.




              



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