Sin embargo, en un tiempo donde el ruido del presente parece ensordecedor, donde la información nos invade sin que podamos discernir lo que es verdadero de lo falso, donde las crisis se encadenan y el futuro asusta más de lo que ilusiona, atreverse a imaginar algo distinto puede parecer ingenuo. Pero tal vez hoy más que nunca, imaginar se esté convirtiendo en un acto de coraje.
El misterio, la curiosidad, la esperanza son los verdaderos motores del avance humano: "En algún lugar, algo increíble está esperando ser descubierto." Carl Sagan.
En esta frase Carl Sagan nos enfatiza la responsabilidad que tenemos todos los seres humanos sobre nuestro propio futuro: "Somos capaces de reflexionar sobre nuestro destino y alterarlo. Esa es nuestra esperanza y nuestra gloria."
El misterio, la curiosidad, la esperanza son los verdaderos motores del avance humano: "En algún lugar, algo increíble está esperando ser descubierto." Carl Sagan.
En esta frase Carl Sagan nos enfatiza la responsabilidad que tenemos todos los seres humanos sobre nuestro propio futuro: "Somos capaces de reflexionar sobre nuestro destino y alterarlo. Esa es nuestra esperanza y nuestra gloria."
El valor de imaginar
Es más que una consigna bonita. Es una necesidad urgente. Implica cuestionar lo que damos por sentado, abrir espacio a lo inesperado y asumir que lo que hoy parece inamovible, en realidad puede transformarse. Pero eso solo sucede si alguien se anima a tomar el lápiz y trazar una nueva línea.
Poner imágenes a los pensamientos, diseñar algo nuevo, diferente… Dicen que el cerebro se activa sobre todo por las imágenes, que estimulan las neuronas de nuestro hemisferio cerebral derecho cuyas células nerviosas tienen una velocidad de procesamiento de la información mucho más alta que las de nuestro hemisferio izquierdo (racional, deductivo, lógico).
Carl Sagan resumía su pensamiento sobre la necesidad de la imaginación científica y social en la siguiente frase: “Imaginamos futuros posibles para no quedarnos atrapados en el presente."
Poner imágenes a los pensamientos, diseñar algo nuevo, diferente… Dicen que el cerebro se activa sobre todo por las imágenes, que estimulan las neuronas de nuestro hemisferio cerebral derecho cuyas células nerviosas tienen una velocidad de procesamiento de la información mucho más alta que las de nuestro hemisferio izquierdo (racional, deductivo, lógico).
Carl Sagan resumía su pensamiento sobre la necesidad de la imaginación científica y social en la siguiente frase: “Imaginamos futuros posibles para no quedarnos atrapados en el presente."
El miedo al cambio
Nos han enseñado a temer el error, a no salirnos de los bordes del dibujo. Preferimos repetir patrones conocidos, aunque ya no funcionen, o aunque sepamos de antemano que el resultado no es bueno, antes que arriesgarnos a lo desconocido. Cambiar da vértigo, porque implica perder algo, romper estructuras, entrar en zonas de incertidumbre.
Y aunque es cierto que puede que en todo cambio hay algo que se pierde, lo que deberíamos pensar es si lo que ganaremos es significativamente mas que lo que perdemos.
La vida nos ha enseñado a través de múltiples experiencias que nada mejora si no se cambia. Y que las grandes transformaciones de la historia empezaron con pequeños actos de atrevimiento: una voz que dice “basta”, una persona que propone algo diferente, una comunidad que se organiza, alguien que se sale de lo establecido y se atreve a imaginar otras formas, otros caminos.
En la serie Cosmos Carl Sagan nos dejó referencias sobre el poder de imaginar lo que aún no existe: "La imaginación nos llevará a menudo a mundos que jamás fueron. Pero sin ella, no iremos a ningún lado."
Y aunque es cierto que puede que en todo cambio hay algo que se pierde, lo que deberíamos pensar es si lo que ganaremos es significativamente mas que lo que perdemos.
La vida nos ha enseñado a través de múltiples experiencias que nada mejora si no se cambia. Y que las grandes transformaciones de la historia empezaron con pequeños actos de atrevimiento: una voz que dice “basta”, una persona que propone algo diferente, una comunidad que se organiza, alguien que se sale de lo establecido y se atreve a imaginar otras formas, otros caminos.
En la serie Cosmos Carl Sagan nos dejó referencias sobre el poder de imaginar lo que aún no existe: "La imaginación nos llevará a menudo a mundos que jamás fueron. Pero sin ella, no iremos a ningún lado."
Dibujar como metáfora de crear
Dibujar es un gesto profundamente creativo. No solo los artistas dibujan: también lo hacen los urbanistas, los arquitectos, los diseñadores, los científicos… y los soñadores. Dibujar un futuro mejor no es preverlo con precisión, sino esbozarlo con intención, con deseo, con conciencia de que ese futuro aún está por escribirse.
Como en todo dibujo, hay trazos que se corrigen, colores que se prueban, formas que cambian. No se trata de tener certezas, sino de abrir el juego, de permitirnos imaginar ciudades más humanas, economías más justas, relaciones más empáticas, modelos enmarcados en valores.
"Recordar el futuro y anticipar el pasado es el modo más eficaz de perder el miedo." Con esta frase poética Eduardo Galeano nos habla de romper con las líneas temporales fijas para imaginar con libertad, sin límites ni limitaciones.
Como en todo dibujo, hay trazos que se corrigen, colores que se prueban, formas que cambian. No se trata de tener certezas, sino de abrir el juego, de permitirnos imaginar ciudades más humanas, economías más justas, relaciones más empáticas, modelos enmarcados en valores.
"Recordar el futuro y anticipar el pasado es el modo más eficaz de perder el miedo." Con esta frase poética Eduardo Galeano nos habla de romper con las líneas temporales fijas para imaginar con libertad, sin límites ni limitaciones.
Lo colectivo como motor del cambio
El futuro no lo dibuja una sola mano. Es una obra colectiva. Y en esa creación común, cada persona tiene un rol. Necesitamos líderes con visión, pero también ciudadanos comprometidos, educadores que enseñen a pensar críticamente, empresas que miren más allá del beneficio inmediato, jóvenes que no acepten lo establecido como destino.
Dibujar un futuro mejor es, también, aprender a escucharnos, a trabajar juntos, a no dejar a nadie fuera del papel, a cooperar en vez de competir, a utilizar la fuerza para crear algo nuevo que sustituya a lo viejo que poco a poco (si no le ponemos energía irá muriendo). Es asumir que los cambios profundos no suceden solo con buenas ideas, sino con voluntad compartida.
Eduardo Galeano nos ilustra esta idea de que el cambio es colectivo y empieza por actos cotidianos con una frase inolvidable: "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo."
Dibujar un futuro mejor es, también, aprender a escucharnos, a trabajar juntos, a no dejar a nadie fuera del papel, a cooperar en vez de competir, a utilizar la fuerza para crear algo nuevo que sustituya a lo viejo que poco a poco (si no le ponemos energía irá muriendo). Es asumir que los cambios profundos no suceden solo con buenas ideas, sino con voluntad compartida.
Eduardo Galeano nos ilustra esta idea de que el cambio es colectivo y empieza por actos cotidianos con una frase inolvidable: "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo."
Una invitación a la acción
Esta no es una llamada a la ingenuidad, a la inocencia infantil, sino a la valentía. A mirar más allá del caos cotidiano y preguntarnos: ¿qué futuro merecemos? ¿qué futuro queremos? ¿qué futuro estamos construyendo?
Tal vez no tengamos todas las respuestas. Tal vez el lápiz tiemble un poco en la mano. Tal vez nos asalten las dudas y aparezcan las creencias limitativas. Tal vez escuchemos a ese “censor interno” que nos dice que la empresa es demasiado grande… Pero lo importante es empezar. Hacer el primer trazo. Atrevernos.
Porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará? ¿Queremos seguir viendo pasar la vida desde la ventana? ¿O queremos dejar de ser espectadores de lo que sucede a nuestro alrededor?
Hemos estado mucho tiempo asomados a las ventanas que nos brindan los medios de comunicación, que nos ofrecen las redes sociales, que nos hacen llegar todos los canales de transmisión de la información… Tal vez hayamos llegado al punto de cerrar momentáneamente esas ventanas y abrir puertas. Abrir puertas que nos permitan empezar a diseñar lo que queremos vivir, a ir perfilando la realidad del mañana, a esbozar las líneas de ese futuro cercano partiendo del momento presente… y después tomando consciencia de la Fuerza Interior que anida en todo ser humano empezar a dar pequeños pasos, a movernos en la dirección que nos marca nuestra brújula interior en ese empeño de hacer de este mundo un lugar mejor para todos.
Lo más seguro es que, cuando empecemos a caminar, nos encontremos con otros caminantes que dirigen sus pasos también en esa dirección; con otras miradas en las que descubriremos el apoyo, la compañía, la solidaridad; con otras palabras, que nos permitan expresar nuestras ideas, complementarlas, mejorarlas… Es posible que esa revolución silenciosa haya empezado ya y solo tengamos que abandonar nuestra zona de comodidad y confort, conectar con nuestro interior, activar la sabiduría profunda de nuestro corazón y levantarnos con el propósito de que cada día voy a dar un paso en la dirección que me he marcado y fluir con las corrientes de otros muchos afluentes que como yo se han levantado en pie de paz, favoreciendo la concordia, la solidaridad, la libertad, la justicia, la verdad, la cooperación, la verdad… y el amor.
Y, por último, no puedo dejar de mencionar la cita más conocida de Eduardo Galeano que nos anima a imaginar futuros imposibles y utilizar esa energía para avanzar de todos modos: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos... ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar."
EN ESTOS MOMENTOS ATREVERSE A IMAGINAR NO ES INGENUO, NI INFANTIL, ES REVOLUCIONARIO.
Tal vez no tengamos todas las respuestas. Tal vez el lápiz tiemble un poco en la mano. Tal vez nos asalten las dudas y aparezcan las creencias limitativas. Tal vez escuchemos a ese “censor interno” que nos dice que la empresa es demasiado grande… Pero lo importante es empezar. Hacer el primer trazo. Atrevernos.
Porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará? ¿Queremos seguir viendo pasar la vida desde la ventana? ¿O queremos dejar de ser espectadores de lo que sucede a nuestro alrededor?
Hemos estado mucho tiempo asomados a las ventanas que nos brindan los medios de comunicación, que nos ofrecen las redes sociales, que nos hacen llegar todos los canales de transmisión de la información… Tal vez hayamos llegado al punto de cerrar momentáneamente esas ventanas y abrir puertas. Abrir puertas que nos permitan empezar a diseñar lo que queremos vivir, a ir perfilando la realidad del mañana, a esbozar las líneas de ese futuro cercano partiendo del momento presente… y después tomando consciencia de la Fuerza Interior que anida en todo ser humano empezar a dar pequeños pasos, a movernos en la dirección que nos marca nuestra brújula interior en ese empeño de hacer de este mundo un lugar mejor para todos.
Lo más seguro es que, cuando empecemos a caminar, nos encontremos con otros caminantes que dirigen sus pasos también en esa dirección; con otras miradas en las que descubriremos el apoyo, la compañía, la solidaridad; con otras palabras, que nos permitan expresar nuestras ideas, complementarlas, mejorarlas… Es posible que esa revolución silenciosa haya empezado ya y solo tengamos que abandonar nuestra zona de comodidad y confort, conectar con nuestro interior, activar la sabiduría profunda de nuestro corazón y levantarnos con el propósito de que cada día voy a dar un paso en la dirección que me he marcado y fluir con las corrientes de otros muchos afluentes que como yo se han levantado en pie de paz, favoreciendo la concordia, la solidaridad, la libertad, la justicia, la verdad, la cooperación, la verdad… y el amor.
Y, por último, no puedo dejar de mencionar la cita más conocida de Eduardo Galeano que nos anima a imaginar futuros imposibles y utilizar esa energía para avanzar de todos modos: "La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos... ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar."
EN ESTOS MOMENTOS ATREVERSE A IMAGINAR NO ES INGENUO, NI INFANTIL, ES REVOLUCIONARIO.