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Una vida basada en el corazón



Maria Pinar Merino Martin

19/06/2020

Según el Instituto HeartMath “la vida basada en el corazón” es solo un término de referencia conveniente que implica la práctica de calificar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones a través de nuestro corazón para obtener opciones y orientación más efectivas. Algunas personas prefieren los términos “habitar en el corazón”, “estar en el corazón”. Todos estos términos se enfocan al mismo propósito, elegir uno u otro es solo una cuestión de elección individual.



Photo by Isaac Benhesed on Unsplash
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El punto importante es que muchas personas comparten que se les está animando, desde perspectivas diferentes, a seguir los dictados de su corazón o, como decimos en el Camino del Corazón: “comprometerme a tener como guía de cuanto haga, diga, piense y sienta a mi corazón”.
 
Sin la adecuada orientación, nuestra mente tiende a responder a las situaciones que vivimos condicionada, en gran medida, por patrones viejos y aprendidos. Así nuestra comprensión, nuestras decisiones y nuestras reacciones no son libres e independientes, sino que están mediatizadas por los recuerdos, las experiencias anteriores, las creencias, etc. En nuestro actual modo de vida, caracterizado por el ritmo trepidante en que se suceden los acontecimientos, es bastante normal que con el ruido que produce nuestra mente, enredada en constantes pensamientos, no seamos capaces de escuchar los consejos de nuestro corazón. 
 
Que ése sea nuestro funcionamiento normal no indica que sea lo adecuado sino, más bien, todo lo contrario: esta sobrecarga a la que está sometida nuestra mente produce un incremento del estrés en la persona que incide rápidamente en la sociedad.
 
Por ejemplo, el estrés hace que muchas personas respondan habitualmente a situaciones de presión con ira intensa, resentimiento y comentarios emocionalmente dañinos, mientras saben en sus corazones que este comportamiento es destructivo para ellos y también para los que les rodean. El nivel de estrés hace que el cerebro y las glándulas suprarrenales segreguen una serie de hormonas como el cortisol y las llamadas catecolaminas.
 
El objetivo de esta descarga hormonal es ayudar al cuerpo a responder a la situación que nos provoca estrés, o al miedo, o a lo que identificamos como peligro y preparan al cuerpo para reacciones de lucha o huida.
 
El problema es que cuando el estrés se mantiene durante un tiempo empieza a generar disfunciones en el cuerpo. Envejecimiento, problemas cardiovasculares por el aumento del ritmo en la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio, el sistema inmune… pero también afectan a capacidades como la lucidez, la capacidad de gestión, la creatividad, etc.

El descubrimiento del “cerebro” del corazón

Photo by Jude Beck on Unsplash
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Durante siglos el corazón ha sido considerado fuente de emociones, pero también de coraje y sabiduría. Desde hace varias décadas, los científicos estudian los mecanismos fisiológicos por los cuales el corazón se comunica con el cerebro y cómo eso influye en el procesamiento de la información, las percepciones, las emociones y también cómo se relaciona con la salud.
 
¿Por qué las personas experimentan el sentimiento o la sensación de amor y otros estados emocionales positivos en el área del corazón? ¿Cuáles son las ramificaciones fisiológicas de esas emociones? ¿Cómo afecta el estrés y los diferentes estados emocionales al sistema nervioso autónomo y a los sistemas inmune y hormonal? ¿Cómo afecta el estrés al corazón y al cerebro?
 
Los experimentos apuntaron constantemente a la variabilidad del ritmo cardiaco. Se hizo evidente que las emociones negativas (ira, cólera, depresión, desconfianza, miedo, etc.) generaban un mayor desorden en los ritmos del corazón y en el sistema nervioso autónomo, lo que afectaba negativamente al resto del cuerpo. Es decir, el corazón, emitiendo esas emociones producían ondas caóticas que se registraban en los aparatos de forma clara y precisa.
 
Por el contrario, cuando la persona estaba emitiendo emociones positivas (amor, ternura, confianza, serenidad, paz, etc.) se creaba una mayor armonía y coherencia en los ritmos cardiacos y mejoraban significativamente el sistema nervioso.
 
Los estudios arrojaron conclusiones claras en cuanto a las implicaciones para la salud: la falta de armonía en el sistema nervioso lo llevaba a la ineficiencia, al aumento del estrés y afectaba al funcionamiento de varios órganos. Por el contrario, los ritmos armoniosos provocaban una mayor eficiencia y menos estrés para todos los sistemas del cuerpo.
 
Más sorprendentes aún eran los cambios positivos que ocurrían cuando se aplicaban técnicas para aumentar la coherencia en los patrones rítmicos de variabilidad del ritmo cardiaco. He aquí algunos ejemplos: cambios en la percepción de la realidad, capacidad para reducir el estrés y para lidiar de manera más efectiva con situaciones difíciles, mayor creatividad, independencia funcional del “cerebro de la cabeza”, toma de decisiones más acertadas, etc. En esos casos el corazón actuaba como si tuviera una mente propia e influía profundamente en lo que percibimos y en cómo respondemos al mundo. En esencia, los investigadores concluyeron que el corazón estaba afectando a la inteligencia y a la consciencia.
 
Las investigaciones del Instituto HeartMath y de varias universidades, apuntan a que el corazón es mucho más que una simple bomba. El corazón es, de hecho, un centro de procesamiento de información altamente complejo y autoorganizado con su propio “cerebro” funcional que se comunica e influye en el cerebro craneal a través del sistema nervioso, el sistema hormonal y otras vías. Estas influencias afectan profundamente la función cerebral y la mayoría de los órganos principales del cuerpo… y, finalmente, determinan la calidad de vida de los individuos.

Una mirada más cercana al corazón

Photo by salvatore ventura on Unsplash
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La vida de una gran mayoría de personas está controlada por su mente, a pesar de los impulsos intuitivos que reciben constantemente del corazón. La mente determina la comprensión de la realidad, las acciones y reacciones con que respondemos y las decisiones que tomamos. Todo ello condicionado en gran medida por patrones aprendidos que residen en la memoria. Son estereotipos creados mediante la propia experiencia o la de otros pero que se imponen a pesar de lo que su corazón les esté diciendo.
 
Así, aunque el corazón busca intervenir, ofrecer sus consejos, dejarse oír… la mente bloquea esos impulsos y es frecuente escuchar frases similares a esta: “Ya conozco lo que pasa”, “No quiero volver a sufrir”, etc. Entonces, ante situaciones estresantes, las personas responden con irá a pesar de saber desde su corazón que ese comportamiento es destructivo para ellos y para sus seres queridos.
 
Sin embargo, cada vez son más las personas que intentan seguir los dictados de su corazón y lo hacen incluyendo en sus prácticas la activación de la coherencia cardiaca que genera el corazón. En primer lugar a través de sencillos ejercicios de respiración consciente y después emitiendo pensamientos, emociones y sentimientos positivos. Escuchar la voz del corazón, como una facultad intuitiva e incorporarla a la mente, nos ayuda a tomar decisiones más correctas, a superar los retos con más garantía de éxito, a unir el potencial de nuestros corazones con nuestras mentes para así tomar decisiones más sabias y que estarán en consonancia con nuestro Proyecto de Vida e irán en la dirección correcta para alcanzar la felicidad.
 
Seguir a tu corazón es aprender a discernir la sabiduría que encierran los sentimientos de tu corazón y luego entrar en él para observar la realidad a través de esa nueva perspectiva. La investigación y las herramientas de HeartMath fueron creadas para facilitar este proceso.
 
La vida basada en el corazón incluye practicar las facultades del corazón, como el amor, la compasión, la bondad, la paciencia, el perdón, la cooperación, el cuidado, el amor, el coraje y todas las cualidades positivas que se derivan de ellas. Centrar tu vida, basándola en el corazón no requiere ser religioso o pertenecer a ningún camino espiritual en particular. Es elegir una forma de vida inteligente que reduciría la mayor parte del estrés, la separación y la codicia, lo que impulsa los principales problemas que nos impiden llevarnos bien.

El nuevo sentido espiritual

El fundador de HeartMath, Doc Childre, dice: "La vida basada en el corazón se refiere a todas las intenciones y acciones que expresan las cualidades del corazón en la vida diaria. Estas cualidades del corazón pueden incluir actos de aprecio o cuidado por los demás, expresar amabilidad y compasión o retribuir mediante el voluntariado con otros para aliviar el sufrimiento en los seres humanos o de los animales y para ayudar al planeta. Estas prácticas de comportamiento desarrollan las potencialidades más elevadas de nuestro verdadero Ser.
 
Conectar con nuestro verdadero Ser y manifestarlo en nuestra vida implica el desvanecimiento del egocentrismo, el juicio y la separación, y focalizarnos en la práctica de la compasión, la bondad y la cooperación, el no juicio y el perdón, ser responsable de tu propia energía y expresar más amor y aprecio hacia ti mismo y hacia los demás. De este modo aprendemos a aumentar la coherencia entre nuestro corazón, nuestra mente y nuestras emociones para gestionar mejor nuestros gastos diarios de energía. La consecuencia inmediata es el sentimiento interno de paz profunda que la humanidad ha buscado desde siempre.  
 
La vida basada en el corazón potencia la co-creación con otros para el bien común. En el cambio planetario que se está gestando cada vez más personas viven desde el corazón y con ello contribuyen a crear un cambio global rápido y positivo. En estos tiempos de grandes cambios, siento que el aumento del estrés finalmente empujará cada vez a más personas a vivir desde el corazón; y no lo harán empujados por motivos religiosos o filosóficos sino porque estas prácticas demostrarán ser altamente efectivas. Será una decisión tomada con sentido común, o más bien podríamos decir: sentido de una nueva espiritualidad”.
 
 

María del Pinar Merino
Fuente: Recopilación de Investigaciones del Instituto HeartMath




              



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