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Nuestros ideales en krísis



Aida Pérez

01/08/2020

La Tierra, verano del año 2020. Un ente microscópico, llamado SARSCOV-2 que ha producido una enfermedad llamada COVID19, ha colonizado por completo el planeta y parece no tener intención de abandonarlo. La lucha contra él es feroz. Simultáneamente se está desatando una revolución en lo más íntimo de muchos de sus habitantes, en su corazón.



Mundeando por el mundo

Photo by Elena Mozhvilo on Unsplash
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Solemos pensar que vivimos todos en el mismo mundo, y eso creemos, pero en realidad vivimos cada uno en "nuestro mundo". El cual está repleto de estrés, porque lo mantenemos muy ocupado con múltiples proyectos y actividades que nos envuelven en una atmósfera de distracción muy densa; complicado, porque somos complicados y complejos; doloroso, porque existe dolor fuera y dentro de nosotros.
 
Este, "nuestro mundo", está, además, muy bien acompañado por creencias e ideales que nos ayudan a interpretar la vida, y dan un significado aceptable al mundo que nos rodea, al mismo tiempo que aportan el aliento necesario para seguir adelante.
 
No me resulta fácil averiguar por qué tenemos esas creencias e ideales como parte de nuestra naturaleza. Podríamos pensar que han sido adquiridos a lo largo de los años en base a las experiencias, a todo tipo de influencias ambientales, a la cultura de la comunidad donde nacemos, a nuestra búsqueda de la verdad, del sentido de la vida y al hecho de hacernos las preguntas fundamentales que cualquier ser humano debería plantearse en el transcurso de su vida, a ser posible en la temprana juventud. 
 
Pero también es cierto, que, en multitud de ocasiones, parece que nacemos ya, con una predisposición hacia una línea de pensamiento que nos vincula con determinados ideales y creencias, al margen de los dictados de nuestra educación familiar, de los colegios e instituciones donde nos formamos, etc.
 
Y me pregunto ¿Nos hemos cuestionado en algún momento, para qué sirven esos ideales y creencias, muchos de ellos, muy loables y que nos acompañan allá donde vamos, esos que defendemos a capa y espada de los otros y también en algunas ocasiones de nosotros mismos? Seguramente la respuesta es sí. Y seguramente también, esta pregunta precede a una crisis personal importante, o podría incluso, originarla.

Photo by Tatiana Rodriguez on Unsplash
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Crisis

La palabra crisis derivada del griego krísis “decisión”, del verbo kríno “yo decido, separo, juzgo”, designa el momento en que se produce un cambio muy marcado en algo o en una situación: en una enfermedad, en la naturaleza, en la vida de una persona, en la vida de una comunidad. En política, designa la situación política de un país cuando ha dimitido un gobierno y todavía no se ha nombrado otro, o crisis de un gobierno al dimitir un ministro. En lenguaje corriente, significa un cambio total o parcial de una situación.
 
Una palabra mágica que puede asustar, pero que involucra la maravilla del cambio, lo nuevo por llegar. Por ejemplo, ¿cuántos de nosotros no hemos soñado alguna vez, con un mundo diferente, un mundo sano dónde caminar libremente y en paz, juntos, sin miedo y sin carencias, disfrutando de la belleza salvaje que nos ofrece la naturaleza?
 
La crisis necesita un detonante, un agente que las provoque y...  “voilá”: un virus, proveniente del "exterior” y que se introduce en nuestro "interior", hace su aparición, aparentemente al menos, de repente.
 
Por la física actual y también por el conocimiento hermético, sabemos que todo se encuentra en el mismo "sitio" y que por lo tanto el contacto entre lo de dentro y lo de fuera está en constante simbiosis, afectándose continuamente.  Es por ello que no hay nada "ahí fuera" que no esté intrínsecamente relacionado con nosotros, incluido el virus, epicentro de esta crisis.
 
Además, esta experiencia tan crítica, está siendo vivida al unísono en el planeta, algo que no se recuerda en muchos años y esto podría darnos una pista decisiva: el cambio que llega es Global.

Encrucijada

Photo by Javier Allegue Barros on Unsplash
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Estamos viviendo en estos días, que nos parecen demasiados, y muy largos, la manifestación de las luces y las sombras de nuestro mundo con una magnitud brutal. Sería interminable describir todo lo que ha desencadenado algo "tan pequeño", a lo largo del planeta: una cantidad ingente de acontecimientos, en su mayoría nefastos.
 
Pero esto es exclusivamente el ámbito externo, lo que vemos y que al mismo tiempo es lo que puede provocar y provoca, una Revolución en lo más hondo de nosotros, en el Corazón.
 
Una revolución que nos habla de insuflar a los ideales y creencias más sublimes con el calor transformador y la energía pura del Corazón. Llevarlos hasta el hogar donde reside nuestro auténtico yo y hacerlos parte real de nuestra naturaleza, de esta forma comenzaríamos a llevarlos por fin, a la ACCION.
 
Estos ideales deberían de estar siempre allí. Nunca debieron ser una entelequia, unas bonitas palabras, ni siquiera algo que únicamente nos pudiera servir a nosotros. En estos cruciales momentos, tendrán que estar al servicio de la humanidad, con dedicación y humildad y de esta forma la Crisis ofrecerá una gran oportunidad de revelar nuestra capacidad de transformar el mundo.
 
Todo esto, puede parecer muy "idealista", pero tal vez, no lo sea tanto. Si no comenzamos a caminar, nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado.
 
Ahora los gobiernos nos insisten, casi nos bombardean con el concepto que ellos llaman "la nueva normalidad". A mí personalmente, me parece bien no volver a la vieja normalidad, pero mucho menos desearía vivir la que ellos quieren plantear. Me gustaría que miráramos al frente sabiendo que ahora vamos incorporando en nuestro corazón, y por tanto en el núcleo de nuestro Ser, todo aquello que antes habitaba exclusivamente en la esfera mental, y así, configurar nuestra propia normalidad, Única y Singular, en estrecha colaboración con los demás.
 
No podemos volver atrás, ya no somos los mismos. Muchos hemos vivido una revolución interna muy profunda, yo diría sagrada, y sentimos que es necesario que seamos cada vez más los Revolucionados de Corazón.


7/Julio/2020




              



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