¿Por qué es bueno bailar?
A nivel físico:
- Mejora la condición cardiovascular: Aumenta la resistencia del corazón y mejora la circulación. Los diferentes estudios realizados demuestran que las personas que bailan regularmente sufren menos enfermedades cardiovasculares que los demás.
- Fortalece músculos y huesos: Tonifica el cuerpo, mejora la fuerza muscular y la densidad ósea.
- Mejora la coordinación y el equilibrio: Estimula la propiocepción y el control del cuerpo. La propiocepción es el sentido que nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las diferentes partes del cuerpo.
- Quema calorías: Es un excelente ejercicio aeróbico para mantener un peso saludable.
- Aumenta la flexibilidad y agilidad: Estira el cuerpo, lo hace más ágil y menos propenso a lesiones.
A nivel energético:
- Activa el flujo energético: El movimiento libera bloqueos y permite que la energía vital (prana, chi) circule mejor.
- Limpia y armoniza los chakras: Especialmente si se baila con conciencia corporal y emocional.
- Eleva la vibración del cuerpo: Al conectar con ritmos alegres o armónicos, sube la frecuencia energética personal.
- Enraíza o conecta con el presente: Favorece el enraizamiento (activa el chakra raíz, el primer chakra) y favorece la conexión con el aquí y ahora. También nos permite sentirnos ubicados, pertenecientes a un lugar.
A nivel emocional:
- Libera emociones reprimidas: Bailar permite expresar rabia, tristeza, alegría o miedo de forma segura y creativa.
- Reduce el estrés y la ansiedad: Disminuye los niveles de cortisol y promueve la producción de endorfinas. Especialmente los neurotransmisores del placer (oxitocina, serotonina, dopamina) que nos hacen sentir más relajados, alegres y felices.
- Refuerza la autoestima: El contacto con el cuerpo y su expresión empodera. Se desarrolla la inteligencia kinestésica que se relaciona con la destreza y el carisma. Atreverse a hacer gestos y a mostrarse en público refuerza la confianza en uno mismo.
A nivel mental:
- Mejora la concentración y la memoria: Recordar pasos o coordinar movimientos estimula el cerebro. Contribuye, según un estudio realizado a que aumente la materia gris, estimulando una proteína que genera en el cerebro el crecimiento de nuevas neuronas.
- Estimula la creatividad: Sobre todo en danzas libres o improvisadas, potencia la imaginación. Se pueden inventar pasos y movimientos al ritmo de distintas músicas, lo cual favorece la creatividad y el aprendizaje... Encontrar nuevas formas de expresión desarrollan la imaginación.
- Reduce pensamientos negativos: Al enfocar la mente en el cuerpo y el ritmo, se interrumpe el ciclo de rumiación y los pensamientos en bucle.
- Aumenta la claridad mental: La descarga emocional y física abre espacio para pensamientos más lúcidos.
A nivel social y espiritual (opcional, pero relevante):
- Fomenta la conexión con otros: Bailar en grupo fortalece vínculos y sincronía social. Las personas que bailan son más receptivas al lenguaje corporal de los demás… se hacen más conscientes de sus propias emociones y de las emociones ajenas.
- Favorece la empatía: El bailar con otras personas nos anima a variar los movimientos propios, adaptarnos a la pareja de baile… lo que potencia la empatía.
- Conecta con lo trascendente: Puede ser una forma de meditación en movimiento o de expresión del alma (como en danzas chamánicas, sufíes o extáticas).
- Despierta el gozo existencial: Nos recuerda el placer de estar vivos y en movimiento.
El baile como terapia
La revista Salud, Nutrición y Bienestar recoge la investigación que se llevó a cabo en EE.UU. en los años 40, conocida como DMT (Dance Movement Therapy). La terapia, basada en movimientos de baile ayudaba en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el parkinson por ejemplo.
Se trata de que los participantes no sigan movimientos establecidos, sino que liberen su cuerpo expresándose de forma instintiva y con movimientos que reflejen su personalidad… Poco a poco, al tomar consciencia de ello modifican su forma de moverse y van ganando en bienestar y autoestima. Otro de los efectos terapéuticos del baile es la posibilidad de exteriorizar emociones.
Otro de los efectos beneficiosos de bailar afecta sobre todo a las personas mayores: Ayuda a evitar caídas, que son la principal causa de lesiones y de hospitalizaciones en las personas de cierta edad, los huesos se debilitan, las fuerzas comienzan a fallar… y el miedo a perder la independencia se hace cada vez más presente.
El Dr. Inglis en la revista Salud Nutrición y Bienestar se hace eco de un estudio publicado en la revista JAMA Network Open demostró que bailar podría reducir en un 37% el riesgo generalizado de caídas y ayudar en la recuperación de lesiones musculares y de movilidad. Por otra parte, se observó, en las personas que participaron en el estudio que el baile ayudaba a reducir el riesgo de padecer alzhéimer en el futuro.
Por último, desde un enfoque espiritual, bailar puede ser mucho más que una actividad lúdica, recreativa o terapéutica, se convierte en una vida de conexión profunda con uno mismo, con la vida y con lo sagrado, tal como practican las tradiciones ancestrales. Se trata de bailar espiritualmente, recordando quien eres más allá del ego, es la posibilidad de entrar en comunión con lo esencial y danzar la vida como un acto sagrado.
Se trata de que los participantes no sigan movimientos establecidos, sino que liberen su cuerpo expresándose de forma instintiva y con movimientos que reflejen su personalidad… Poco a poco, al tomar consciencia de ello modifican su forma de moverse y van ganando en bienestar y autoestima. Otro de los efectos terapéuticos del baile es la posibilidad de exteriorizar emociones.
Otro de los efectos beneficiosos de bailar afecta sobre todo a las personas mayores: Ayuda a evitar caídas, que son la principal causa de lesiones y de hospitalizaciones en las personas de cierta edad, los huesos se debilitan, las fuerzas comienzan a fallar… y el miedo a perder la independencia se hace cada vez más presente.
El Dr. Inglis en la revista Salud Nutrición y Bienestar se hace eco de un estudio publicado en la revista JAMA Network Open demostró que bailar podría reducir en un 37% el riesgo generalizado de caídas y ayudar en la recuperación de lesiones musculares y de movilidad. Por otra parte, se observó, en las personas que participaron en el estudio que el baile ayudaba a reducir el riesgo de padecer alzhéimer en el futuro.
Por último, desde un enfoque espiritual, bailar puede ser mucho más que una actividad lúdica, recreativa o terapéutica, se convierte en una vida de conexión profunda con uno mismo, con la vida y con lo sagrado, tal como practican las tradiciones ancestrales. Se trata de bailar espiritualmente, recordando quien eres más allá del ego, es la posibilidad de entrar en comunión con lo esencial y danzar la vida como un acto sagrado.