El aura humana

El aura humana es el campo de energía electromagnética que rodea a cada persona y que refleja su estado físico, mental, emocional y espiritual. El aura se compone de varios colores que varían según el individuo y el momento. Algunos colores comunes son:

 
Este campo energético refleja el estado físico, emocional, mental y espiritual de la persona, así como su personalidad, su carácter y su nivel de desarrollo, pudiéndose percibir mediante la visión psíquica, la fotografía Kirlian o la cámara GDV.
 
El aura humana se compone de diferentes capas o cuerpos, que se corresponden con los diferentes planos de existencia. Según algunas tradiciones tiene siete capas principales, que son:

El aura humana puede variar de color, forma, tamaño e intensidad según las condiciones internas y externas de cada individuo. Algunos factores que pueden influir en el aura son: el estado de ánimo, los pensamientos, las emociones, la salud, el estrés, la alimentación, el ambiente, las relaciones, etc. También puede ser percibida por algunas personas con capacidades psíquicas o mediante dispositivos como la cámara Kirlian, que captura fotográficamente el efecto de corona generado por el alto voltaje, alta frecuencia y baja intensidad aplicado al objeto fotografiado.
 
El estado del aura humana puede reflejar la salud y el bienestar general de una persona. Un aura vibrante y equilibrada indica un estado positivo de vitalidad y armonía en todos los niveles. Por otro lado, un aura desequilibrada o debilitada puede ser un indicativo de problemas físicos o emocionales.
 
Según algunas creencias, el aura humana puede ser limpiada, protegida, fortalecida y armonizada mediante diversas técnicas como la meditación, la oración, el Reiki, el Yoga, la Aromaterapia, los cristales, los colores, los sonidos, etc. Estas prácticas ayudarían a mejorar la calidad de vida de la persona, al favorecer el flujo de energía vital, que es una expresión de nuestra esencia y de nuestra relación con el Universo.

Desde los tiempos del antiguo Egipto, comenzó a representarse una especie de aureola en la parte superior de dioses  y diosas. Esto les identificaba como seres divinos o iluminados. La tradición pasó a otras culturas como las tradiciones orientales e incluso los santos católicos son representados de esa manera.
 
Algo llama la atención y es que en culturas distantes, como la de los aztecas en México, también se hizo lo mismo. Las figuras sagradas o los personajes importantes se representaban con esa luminiscencia en sus cabezas ¿Se habían puesto de acuerdo los artistas de pueblos tan distintos y alejados?
 
El primero en hablar directamente del aura humana fue Paracelso, en el siglo XVI. Dijo que era una esfera de fuego o “globo ígneo” que se volvía más visible cuanto más evolucionada fuera una persona. Posteriormente, han sido muchos investigadores los que han incursionado sobre este tema llegando a conclusiones muy interesantes que han servido para el desarrollo de técnicas y terapias.

Los esposos Semyon y Valentina Kirlian fueron los inventores de la famosa cámara Kirlian, en 1939. Aseguraron que ésta era capaz de fotografiar el aura humana. Este dispositivo ha sido considerado como la prueba científica de la existencia del aura, aunque el llamado “mundo científico” no lo considera algo significativo a tener en cuenta.
 
No obstante, han sido muchos los investigadores que se han preocupado de comprobar qué tenían de cierto las electrofotografías Kirlian como, por ejemplo, el neuroanatomista Harold S. Burr de la Universidad de Yale quien trabajó con plantones y pudo comprobar que la imagen que aportaba la fotografía Kirlian era de carácter tridimensional por cuanto la imagen que ofrecía el experimento no era la del plantón sino la de la planta totalmente desarrollada, por lo que formuló la hipótesis de que “todo organismo en vías de desarrollo está destinado a seguir una plantilla de crecimiento preestablecida y que esa plantilla la genera el campo electromagnético individual de tal organismo”. Ambos investigadores, Burr y Kirlian, utilizaron las propiedades de la electrofotografía para identificar casos de cáncer, fibrosis quística y otras enfermedades.
 
Uno de los experimentos llevados a cabo por Kirlian y otros investigadores para la demostración de la existencia y aplicaciones en materia de salud del campo electromagnético que rodea a los seres vivos, está en relación con la llamada “hoja fantasma”, donde se fotografía a una hoja a la que previamente han cortado una parte y en la electrofotografía permanece entera.

La proyección astral es una experiencia en la que la conciencia de una persona sale de su cuerpo físico y puede observar el mundo desde una perspectiva independiente y objetiva. Algunas personas creen que la proyección astral les permite viajar por el Universo, comunicarse con otras entidades o acceder a planos espirituales. Otras personas consideran que la proyección astral es una ilusión o una alucinación provocada por diversos factores psicológicos y neurológicos.
Según algunos autores, la proyección astral se puede inducir de forma voluntaria mediante técnicas de relajación, meditación, hipnosis, sueño lúcido o visualización. También se puede producir de forma espontánea durante el sueño, la enfermedad, la anestesia, la muerte cercana o el trauma. Algunas personas que han experimentado la proyección astral afirman haber visto su propio cuerpo desde fuera, haber visitado lugares lejanos o haber tenido encuentros con seres queridos fallecidos.
 
La proyección astral es un fenómeno que ha sido estudiado por diversas disciplinas, como la parapsicología, la psicología, la neurociencia o la historia. Sin embargo, no existe una evidencia científica concluyente que demuestre la existencia de un cuerpo astral o de un plano astral separado de la realidad física. La mayoría de los científicos explican la proyección astral como una disociación entre la percepción y la realidad, causada por alteraciones en el cerebro, la mente o los sentidos. No obstante lo anterior, la ciencia no puede explicar los miles de testimonios que se han registrado donde sus protagonistas afirman haberse desplazado con su cuerpo astral fuera de la estancia donde se encontraban siendo testigos de acontecimientos que, posteriormente, fueron confirmados como ciertos.

Negar la evidencia cuando contradice lo que se tiene asumido como cierto e inamovible no es propio de una mente científica. Y eso, lamentablemente, es lo que suele ocurrir entre aquellos científicos que solo aceptan lo que se puede reproducir en laboratorio y que confirmen las teorías imperantes. En este sentido, y pese a la resistencia de una parte de los científicos que opina que lo que no se puede ver no existe, se están imponiendo las terapias que utilizan el campo energético dados sus excelentes resultados.
 
Para una mejor y mayor información sobre este apasionante tema, recomiendo la lectura de los libros “La curación energética” y “La curación vibracional” escritos por el doctor Richard Gerber y editados por la editorial Robin Book.