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La bondad, la verdad y la utilidad



Maria Pinar Merino Martin

20/02/2023

Hay muchas anécdotas de Sócrates que de manera sencilla muestran actitudes de la vida cotidiana y que a pesar del tiempo transcurrido se han mantenido vigentes y actualizadas como si el filósofo griego las hubiera escrito la semana pasada.



Foto de Giammarco Boscaro en Unsplash
Foto de Giammarco Boscaro en Unsplash
Sócrates en pequeñas historias nos da grandes lecciones de vida… en algún artículo me he inspirado en ellas… pero hoy quiero recurrir a una que me parece especialmente significativa. Tiene que ver con los cotilleos que llevan implícitos la crítica y el juicio hacia los demás, pero también lo podemos extender a los bulos y a las falsas noticias que circulan por los medios de comunicación y sobre todo por las redes sociales.
 
Según la historia, un discípulo de Sócrates se acercó a su maestro, presa de gran agitación, y le dijo que debía contarle algo que había escuchado a uno de sus amigos y que este personaje hablaba mal de él.

Sócrates le pidió que se calmara antes de seguir hablando y le dijo que, para escuchar lo que quería contarle, esa información debía pasar por tres filtros. Si lo que iba a contarle no superaba esos filtros el mensaje no le interesaba.

Foto de Tingey Injury Law Firm en Unsplash
Foto de Tingey Injury Law Firm en Unsplash

El filtro de la verdad

Sócrates preguntó: "¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a contarme es cierto?"

El discípulo pensó un momento y dudó, porque lo que había escuchado ni siquiera era de la fuente original, sino algo que oyó decir a otras personas. Por lo que tuvo que admitir que era imposible asegurar si esa información era verdadera o no.

Foto de Jess Zoerb en Unsplash
Foto de Jess Zoerb en Unsplash

El filtro de la bondad

Después Sócrates siguió preguntando: “¿Lo que vas a contarme de mi amigo es algo bueno o no?".
 
Porque el segundo filtro a aplicar era la bondad, y el discípulo contestó que evidentemente no era nada bueno, sino que esa noticia seguro que le causaría al maestro malestar y aflicción pues era algo fundamentalmente negativo.
 
Así pues -continúo el filósofo-: “Vas a decirme algo malo, pero no estás totalmente seguro de que sea cierto”.
 
El discípulo no tuvo más remedio que admitir que así era.

El filtro de la utilidad

Por último, Sócrates esgrimió tercer filtro: "¿Me va a servir de algo lo que tienes que decirme de mi amigo?".
 
El discípulo volvió a dudar, no estaba seguro de si esa información le sería de utilidad, a lo mejor solo servía para dañar la relación entre ellos, y además sin poder asegurar que era verdad, tampoco podía afirmar que le resultaría útil saberlo.
 
“Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno y tampoco es útil ¿para que querría saberlo?” -concluyó Sócrates. 

Los medios de comunicación y las redes sociales

Es una buena práctica, antes de contar algo a alguien, o de reenviarlo a través de los medios tecnológicos de que disponemos, o de difundirlo a los cuatro vientos pensando que todo el mundo debería estar enterado de eso que te acaba de llegar. Tan solo hay que pararse un momento y preguntarse a uno mismo:
 
¿Estoy seguro de lo que voy a contar es cierto?, ¿puedo comprobarlo?, ¿me consta?, ¿puedo defenderlo ante cualquier persona?, ¿pondría en juego mi prestigio o mi reputación por ello?
 
¿Lo que voy a decir es bueno?, ¿beneficia a alguien?, ¿me beneficia a mi de alguna manera?, ¿se generarán emociones positivas?, ¿hará sentirse mejor a las personas involucradas?
 
¿Es necesario decirlo?, ¿es útil? , ¿mejorará en algo la vida de las personas que intervienen?, ¿se podrá hacer algo práctico o útil con esa información?, ¿perjudica a alguien no saberlo?
                                                                           
En estos tiempos resulta especialmente problemática la ingente cantidad de información que recibimos a través de los medios de comunicación y de las redes sociales… gran parte de esa información es cuando menos dudosa y produce efectos no deseados… Sin embargo, la información vuela por todo el mundo a través de whatsapp, telegram, twitter, Instagram, sin que a nadie parezca importar las consecuencias que eso pueda tener.
 
Tal vez sin darnos cuenta estamos colaborando en construir una realidad falsa basada en supuestos, que no benefician a nadie y que además no tienen ninguna utilidad. Así pues, a partir de ahora antes de tomar cualquier acción con la información que te llega párate un momento, reflexiona, pásala por los tres sencillos filtros de Sócrates y seguramente no transmitirás esa información por muy atractiva que te la presenten.




              



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