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El Camino del Norte



Abrazo de Luna, Rosa Sensitiva, Ángel de Emociones, Hechicero de la Concordia y Creador de Concordia

31/07/2019



Photo by Chris Lawton on Unsplash
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Érase un pequeño reino de Extremadura allá por el siglo XV. Sus habitantes se dedicaban principalmente al pastoreo, tenían vacas, ovejas y caballos. Llegaban tiempos de sequía y de grandes cambios en el clima, así que los invadió el miedo al futuro, pues sin agua no habría pastos para sus rebaños, estos perecerían y todos se quedarían sin medios de vida. Así que decidieron plantearle esta situación a su rey, que era una persona joven, dialogante y benevolente. 
 
 Su majestad reunió a sus cinco consejeros para hallar una solución, pues eran Caminantes del Corazón: Abrazo de Luna, Rosa Sensitiva, Ángel de Emociones, Hechicero de la Concordia y Creador de Concordia. Celebró un consejo, al que también convocó a los ancianos de su pueblo, diciéndoles: “Vais a recibir la ayuda de mis consejeros, ellos son Caminantes del Corazón y conocen –por propia experiencia- los entresijos y dificultades de la vida, os darán pautas para resolver vuestras dificultades. Ahora os harán una propuesta”.
 
 Así reunidos en asamblea, se levantó y a todos habló Creador de Concordia: “Es urgente buscar un lugar más benigno y seguro para el ganado, con suficiente espacio para que todos podáis vivir en armonía entre vosotros y con la Naturaleza. Hay un valle en la cordillera Cantábrica, al norte de León, es un lugar muy hermoso, con pastos muy verdes y tiernos, un aire limpio, un riachuelo y pequeños lagos de agua cristalina, rodeados de flores en la primavera. Allí arriba tendréis agua pura, en verano recogeréis heno para los días de nieve del invierno, podréis vivir mejor y así tener una descendencia más sana y fuerte.  La vida me ha enseñado a condescender, a crear armonía donde hay desorden; por eso creo que si formáis un grupo cohesionado y os apoyáis entre vosotros no os será difícil, sino que será una gran oportunidad para prender, pues debéis enfrentaros a situaciones inesperadas”. 
 
Los ancianos del reino recibieron esta propuesta como una utopía y algunos no creyeron en el plan, ya que nunca habían salido de su reino, no conocían otra vida mejor y sintieron miedo al cambio, a un futuro totalmente incierto, un viaje hacia lo desconocido hasta el norte.
 
 Ante estos temores, otro consejero se puso en pie y se dirigió a la asamblea de la siguiente forma: “Yo soy Ángel de Emociones y tengo la cualidad de solucionar situaciones difíciles; además, vengo a removeros en vuestras creencias y emociones que os tienen paralizados. Nadie vendrá a solucionar vuestros problemas, nadie lo hará por vosotros; tenéis que despertar, pues debéis evolucionar, aspirar a una vida con más posibilidades y más plena. Hay un tiempo para cada cosa, así que aprovechad el que ahora se os ofrece, porque si no os decidís ya… tal vez más adelante será tarde o más laborioso. Además, ahora no camináis solos, os acompañamos nosotros, que conocemos el camino, pues no en vano somos Caminantes del Corazón, os brindamos ayuda para culminar el proceso; con fe, generosidad y humildad lo vais a conseguir.  Necesitáis un buen calzado, pues será un largo camino por senderos pedregosos, bosques, praderas, etc., además de soportar las inclemencias del clima. Conozco el camino y estaré con vosotros, organizaré la llegada a los refugios, las rutas, los abrevaderos, etc. Primeramente, entraréis en un bosque, iréis muy atentos, pues habrá alimañas y asaltantes que intentarán robaros la comida o la mochila. Necesitáis, además, ropa ligera, una cantimplora y un farol”.  
 
Se miraron con desconfianza unos a otros, pues nunca habían vivido una situación semejante. De pronto algunos se asustaron y querían volverse atrás, pues no se sentían preparados para enfrentarse a estos desafíos. Uno de los ancianos alzó la voz y preguntó: ¿Cómo vamos a superar las dificultades cuando nos invada la inseguridad y el desánimo?
 
Seguidamente, otro consejero se puso en pie y les arengó diciendo: “Yo soy Rosa Sensitiva y la vida me ha concedido unos dones como son la escucha, ayuda, cuidados, generosidad, valor y fuerza de voluntad. Voy a estar cerca de vosotros, así que no temáis porque son las crisis lo que cambian a la gente, son las que transforman a la gente ordinaria en alguien más sabio y más responsable. Es muy importante estar atentos y no saliros del camino, pues os podéis perder y, en el mejor de los casos, podéis encontrar de nuevo el camino, pero ya con retraso y difícilmente conectaréis con el grupo, pues es el espíritu de equipo lo que hace posible recorrerlo con éxito. Yo misma recogeré plantas y flores, pues conozco sus propiedades curativas para sanar vuestras heridas y calmar los dolores. Pero sobre todo estoy aquí para acompañaros en los momentos de tristeza y desánimo, pues conozco estas emociones, sé cómo manejarlas y puedo guiaros, sé cómo curar vuestras heridas más profundas”. 
 
 Seguían haciéndose preguntas sobre las dificultades del camino, cuánto tiempo necesitarían, dónde pasarían la noche y qué otro tipo de dificultades podrían surgir. 
 
 Así, se levantó otro consejero y se dirigió a todos con estas palabras: “Os habla Hechicero de la Concordia. Estad tranquilos y alegraros porque vais a tener todas vuestras necesidades cubiertas. Pernoctaréis cada noche en una posada, será una cabaña cálida, dormiréis en torno a una hoguera, con comida muy rica, pero a cambio debéis relacionaros desde el corazón, trataros con nobleza de espíritu y con sinceridad. Cada noche os reuniré a todos en el filandón y os relataré historias fantásticas, acompañado de buenos vinos. Después, debéis levantaros al amanecer para recibir los primeros rayos de sol que asoman tras las montañas, pues es energía curativa. En el trayecto podréis contemplar la belleza de la Naturaleza, veréis con qué generosidad y altruismo trabajan los insectos, las mariposas, los pájaros y resplandecer las flores en toda su belleza. Esto os permitirá conectar con la armonía y con vuestro ser interno, y ello os ayudará a relacionaros”. 
 
Ya sonreían algunos ancianos que, animados por estos consejos, comenzaban a creer en las instrucciones de los consejeros y se formaban expectativas.
 
Aprovechando esta actitud de confianza, se levantó otro consejero y tomó la palabra para animarlos nuevamente: “Yo soy Abrazo de Luna, y os digo que transitar este camino es un gran honor, para vencer vuestras dificultades tendréis que aprender a mirar al interior. Si queréis culminarlo no podéis actuar y comportaros como lo hacen los demás, tendréis que aprender a ser personas completamente responsables de sí mismas, a ser personas que oran y que meditan.   En el trayecto voy a compartir con vosotros mis cualidades, como son la generosidad, la humildad, la compasión y el perdón, dones que la vida que me ha regalado.  Llegados a este punto, ¿qué decidís hacer hoy?, ¿aceptáis andar el camino que os hemos propuesto?”.
 
Finalmente, todos contestaron: “¡Sí, aceptamos!”.
 
Los cinco caminantes se levantaron para alentarles con estas palabras: “El camino se abre frente a vosotros, a veces visible y otras invisible, pero ahí está y aunque no sepáis muy bien a dónde os lleva tendréis que seguirlo, no hay otro. Solo se requiere fe, confianza y fortaleza.  Entre vosotros debe reinar un entendimiento firme, pues será un cambio permanente desde la primera posada hasta la última, un cambio que comienza primero en el interior y se abre hacia el exterior; así que debéis generar visiones dirigidas por vuestro Ser Interno que os ayudarán a vivir en armonía, pues son vuestras proyecciones lo que va creando el camino; así, esta visión de seguridad y certeza es la puerta que se abre al Mundo Intangible, al Misterio, y es desde la confianza y la entrega donde todo es posible”. 
 
Los ancianos se levantaron con su rey, recogieron a sus familias y fueron conducidos por Abrazo de Luna al interior del Pabellón de la Luz, donde patentizaron su proyecto y tomaron conciencia de sus recursos y potencialidades.
 
"Ya es el tiempo. Si es que usted ha de transitar por el sendero con corazón, entonces ya es tiempo..."  --Nippawanock, ARAPAHOE




              



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