El amor inconsciente



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17/10/2015



¿Qué pasa con las personas que más nos atraen, aquellas que parecen satisfacer nuestros anhelos más profundos, pero que al mismo tiempo son la clave de nuestras frustraciones? Según los expertos, esto se debe a una imagen inconsciente del sexo opuesto desarrollada profundamente en nuestra mente. Esta imagen ha comenzado a desarrollarse en la infancia y pasa a ser más completa en la adolescencia.
 

Esa imagen, imagen mental, que se asienta en nuestro inconsciente afecta tanto al tipo de persona que elijamos como pareja en la vida adulta y a cómo nos relacionemos con ella. Esa imagen es en realidad una síntesis de los rasgos positivos y negativos de nuestros progenitores, tutores y/o cuidadores en relación con haber sido cubiertas nuestras necesidades primarias. En la mayoría de los casos, lo hicieron lo mejor que sabían. Sin embargo, no siempre pudieron satisfacer todas nuestras necesidades y por ello, en ocasiones, nos hicieron sentir frustrados. Cada frustración, cada dolor, dejó una huella. Cada huella se convirtió en parte de una imagen. Así que la imagen que se formó es una combinación de las características positivas y negativas de aquellas personas de referencia en esa etapa.
 

Cuando elegimos a una persona para una relación, elegimos a alguien que coincida con la imagen de nuestro inconsciente. A efectos prácticos, nuestra pareja actual es un sustituto psicológico de los progenitores en nuestra infancia. Los asuntos pendientes, las necesidades no satisfechas y las heridas emocionales con los progenitores se convierten en las señales de búsqueda para encontrar una pareja en la edad adulta. El objetivo de esta recreación inconsciente es encontrar una solución para curar el dolor inicial de aquellas frustraciones.
 

Desafortunadamente, la ausencia de los conocimientos y habilidades necesarias para hacer esto causa un aumento en el dolor y la frustración, en lugar de su resolución. Así, la nueva información, el conocimiento y las decisiones son necesarios para desarrollar nuevas habilidades y estrategias para la transformación de nuestras relaciones en el amor. Sin estas habilidades, la gente a menudo pasa por un ciclo de encontrar una nueva pareja, disfrutando de la emoción, la atracción, el apego, la esperanza, la ilusión y el éxtasis de esta fase del amor, sólo para tocar la pared de la decepción y dejar a su pareja para empezar de nuevo una y otra vez.
 

La parte esperanzadora de todo este proceso es que con el conocimiento y las habilidades adecuadas se pueden “sanar” nuestras viejas heridas. Y para aquellos que comienzan el proceso de “curación”, poco a poco, irán encontrando soluciones a esas heridas emocionales, resolviendo aquellos problemas hasta encontrar a la persona que necesitan en su vida y que hace que uno se sienta mejor.

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