¿Tienes una arritmia?



Luis Arribas Mercado

28/09/2025

Todo el mundo asocia la palabra arritmia con la alteración en el ritmo del corazón. Efectivamente, médicamente esa es la definición de esa patología. Sin embargo, me gustaría darle a esa palabra otro significado, esta vez referido a una actitud ante la vida.



Foto de David Monje en Unsplash
Seguramente, muchos de vosotros y vosotras habréis sufrido, en alguna ocasión, una arritmia en el desarrollo de un proyecto, de una ilusión, de un deseo de avanzar en cualquier camino. Se empieza con ánimo de llevar a cabo algo que consideramos que pueda sernos útil o que pueda proporcionarnos alguna satisfacción, como estudiar una carrera, asistir regularmente al gimnasio, ir a clases de baile o de yoga… Luego aparece la arritmia producida por la falta de tiempo, por compromisos que coinciden con el ritmo natural programado, con el cansancio, con la falta de visión de futuro…

Una de las arritmias más comunes, aparte de la del gimnasio, es la que se produce con los regímenes alimenticios. Nos miramos al espejo, nos pesamos en la báscula del baño y decidimos que es el momento de adelgazar. Para ello empezamos con un ritmo mantenido en la cuestión nutricional e incluso con la práctica de algún ejercicio y, si conseguimos adelgazar unos kilos al cabo de un mes, se nos puede pasar por la cabeza que podemos saltarnos el régimen solo una vez para darnos un “homenaje”, rompiendo de esa manera el ritmo que nos habíamos trazado. Lo malo es que los “homenajes” se van haciendo cada vez más frecuentes y de un ritmo “sinusal” se pasa a una arritmia que nos conduce a recuperar lo perdido, lo que conlleva una frustración o una depresión.
Mantener el ritmo es fundamental para conseguir alcanzar el objetivo que nos hayamos propuesto en la vida. Si queremos ser médicos, por ejemplo, no podemos dejar la carrera en el segundo año con el pretexto de que ya la retomaremos más adelante, algo que no suele suceder.

Si nos fijamos en los atletas que van corriendo por las calles o por los parques, observaremos que, al llegar a un semáforo en rojo para los peatones, ellos siguen corriendo sin moverse del sitio para no bajar el ritmo, porque son conscientes de que pararse supone tener que alcanzar con un mayor esfuerzo el ritmo anterior, con el consiguiente sobreesfuerzo para su corazón. Estos atletas se marcan un objetivo antes de dar el primer paso y saben “a priori” cuál debe ser el ritmo que deben imponer a sus piernas y a su corazón para dirigirse hacia ese objetivo en el tiempo que ellos consideren el adecuado.

Seguramente, las palabras anteriores os resonarán a muchos de vosotros porque quizás los objetivos que os hayáis propuesto no eran de vital importancia. Sin embargo, os invito a reflexionar sobre esos otros objetivos, deseos o sueños que tal vez hayáis generado desde la infancia y que, por culpa de las “arritmias”, no habéis podido alcanzar hasta ahora. Así que tened en cuenta que, para reconciliaros con vosotros mismos, la Vida siempre os pone delante la oportunidad de cumplir vuestros sueños y de eso doy fe.






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