Hipnosis colectiva



Aida Pérez

06/11/2020

Lo que estamos viviendo es tan insólito, tan desconcertante, tan contradictorio, tan caótico que estamos llegando a un punto de saturación difícil de manejar en nuestro día a día. Al principio de la pandemia daba miedo ver la televisión, escuchar las noticias, leer los periódicos porque todo apuntaba a los mismos focos: la pandemia, la crisis económica, los problemas sociales, la inseguridad, los datos del número de parados creciendo sin parar, los miles de empresas que cierran, los negocios familiares que quiebran… pero es que ahora también da miedo ver todo lo que llega a través de las redes sociales



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Como todos sabemos, estamos inmersos en una crisis mundial sin precedentes. La Pandemia origen de esta circunstancia, parece no tener fin, al menos, no se vislumbra. Por el contrario, esta segunda ola, y el invierno, que llegará pronto, nos vaticinan unos tiempos muy difíciles. Tiempos, en que nuestra civilización será tensionada hasta el extremo de llegar a ser CUESTIONADOS, todos y cada uno de sus paradigmas por una gran cantidad de seres humanos. Esto, al final, podría ser la oportunidad que necesitamos para transformar el mundo desde su raíz.
 
Acabo de recibir la noticia. Oscar ha fallecido. Tenía 52 años y cáncer. Ha ocurrido en tiempos de COVID. Sin despedidas, ni miramientos, sin acompañamiento. Era el hermano de la cuidadora de mis padres.
 
Últimamente me estoy preguntando, y sé que muchos de los que me rodean también, si no estaremos viviendo en algún tipo de realidad simulada. O quizás vivamos el resultado de una gran manipulación, casi ancestral, llevada a cabo, hoy en día, principalmente por los medios de comunicación, además de otros medios variopintos, que irían desde las ondas que recorren nuestro planeta, hasta la contaminación alimentaria.
 
¿Es posible que estas circunstancias, pudieran mantenernos a la gran mayoría de la población en un estado de Hipnosis Colectiva?
 
De ser así, explicaría la colaboración y el acatamiento sin apenas resistencia de una cantidad ingente de normas y obligaciones que se imponen con el fin de doblegar curvas, salvar veranos...y ahora Navidades. No se trata de rechazar o acatar las normas sin más. Creo que en muchos supuestos se deberían buscar alternativas que velen por la Dignidad, ante todo, de las personas.

Los que se van

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Una de las normas impuestas para controlar la pandemia del Covid19, prohíbe a los familiares visitar, acompañar, o despedirse de los enfermos ingresados en hospitales por cualquier patología o circunstancia.
 
Esta situación la vivió Óscar antes de fallecer y es la que me impele a escribir estas líneas. Él y sus familiares han sido y son víctimas de la insensatez humana hasta un límite que se hace insostenible, y que además los deja en la más absoluta indefensión.
 
Hace unas horas, me asomé a la ventana y me quedé ensimismada, las luces de Navidad ya revolotean entre los árboles de la calle. Y la pregunta que me hago es tan obvia que casi me avergüenza formularla: ¿ese gasto realizado en todas las ciudades, pueblos y localidades, no podría derivarse en la compra de EPIS, los famosos epis de los que se hablaba y hablaba desde nuestros televisores?
 
Y a continuación, ponerlos al servicio de las familias para que puedan visitar a sus enfermos en las clínicas y hospitales, para que puedan asistirlos con la dignidad que todos merecemos. Este es solo un pequeño ejemplo.
 
Sinceramente, creo que cualquier pueblo perdido en la selva del Amazonas, cualquier tribu de nuestro planeta que aún guarde un estrecho vínculo con la tierra, sabe orquestar mejores soluciones y alternativas ante las mismas circunstancias.
 
Sencillamente porque anteponen la Humanidad, esa es la prioridad, poner a las personas por delante de lo demás. No es un debate extremo, como nos quieren hacer creer, entre Salud y Economía, cuando realmente no saben el verdadero significado de la palabra Salud, y va pareciendo qué tampoco conocen el de Economía. No, no creo que se trate de eso. Nos estamos jugando los Valores Humanos, que son los que pueden salvar y transformar nuestra Civilización.
 
Ojalá la herida, no sea demasiado grande.
 
Estamos a tiempo.
 
Con Amor para Óscar y su familia.






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