¿Eres un ser afortunado?



Luis Arribas Mercado

26/12/2022

Tengo que reconocer que soy afortunado. De entrada estoy vivo y razonablemente sano, al menos de cabeza. No tengo mucho dinero pero me da para ir al cine de vez en cuando. Hay gente que me quiere, unos más y otros menos, y yo quiero a mucha gente, a unos más y a otros menos, en función de la cercanía, del roce, de compartir objetivos y gustos... En fin, que no me puedo quejar, que me siento afortunado.



Foto de Yan Ming en Unsplash
Efectivamente, soy un ser afortunado, y para colmo trabajo en lo que me gusta ¿se puede pedir más? Sí, se puede. Puedo pedir, y hasta exigir, que mis representantes políticos me representen de verdad y no solo a su partido. Que los médicos escuchen mis problemáticas, porque de esa manera sabrán por qué me enfermo. Que mi banco no utilice mi dinero para empobrecer a otros y ayude a mejorar la situación económica de mi país.
 
Que quienes imparten conocimientos en las aulas no sigan haciéndolo como cuando yo era estudiante y se centren más en el alma humana que es donde reside el verdadero conocimiento; lo otro, las matemáticas, la física o la química vendrán solitas en cuanto las necesitemos. Que la justicia sea imparcial y no dejen escapar «de rositas» a los defraudadores y violadores mientras a los legales nos fríen a multas e impuestos por un «quítame allá esas pajas».
 
Que los ladrones no entren por una puerta de la comisaría o del juzgado de guardia y salgan por otra tan campantes. Que los okupas que se instalan ilegalmente en pisos ajenos sean expulsados inmediatamente y que no se vea a los propietarios como delincuentes si ejercen sus derechos y a los okupas como víctimas…
 
Que las penas aplicadas a los incendiarios sean ejemplares y ejemplarizantes, que no se limiten a encarcelarlos sino que repongan económica y físicamente el daño causado. Que la ciencia abra un poco más su mente y admita que hay otras formas de ver la realidad… Que la igualdad de género sea un hecho y no solo un deseo, para que podamos dejar de hablar de “machismo” o de “feminismo” y sí de respeto por el otro y no sentirnos atacados ni atacar si no compartimos las mismas ideas.
 
Como veis, hay muchas cosas que cambiar en nuestro mundo pero nada cambiará si echamos la culpa al empedrado o al Ayuntamiento y nosotros no cambiamos nada en nuestra forma de ver y hacer diariamente. La democracia tiene la ventaja de que podemos dejar de votar a quienes consideremos que no están siendo fieles a los programas anunciados, sean del partido que sean.
 
En fin, que soy afortunado y feliz pero lo podría ser más, mucho más, ¿no estás de acuerdo? Espero que el futuro nos traiga todo eso que ahora añoramos y que nuestros hijos y nietos lo disfruten a tope y no vuelvan a caer en las tonterías que nosotros, los adultos del siglo XXI, estamos intentando erradicar.






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