El resplandor que quiso aprender



Forjador de conocimientos (Caminante del Corazón)

18/03/2023

Allá, en lo más profundo del universo, donde el tiempo no tiempo, existe una fábrica de Resplandores, (Pequeñitos cúmulos de energía luminosa consciente), ansiosos por evolucionar hacia vibraciones más elevadas.

En la vibra-escuela les habían dicho que, en un maravilloso planeta llamado Gaia, existía un método llamado “El Camino Del Corazón”, que, de manera muy sutil, conseguía cambios como los que ellos añoraban.



Foto de Josh Boot en Unsplash
Un inquieto Resplandorcito, solicitó ir a ese planeta porque quería aprender, aprender, y aprender…
 
Tanto insistió, que le fue concedido, y le otorgaron la capacidad de aprender y trasmitir lo aprendido.
 
Por su manera de ser, lo llamaron Forjador de Conocimientos, y, deseándole lo mejor, desde el no tiempo, lo mandaron al tiempo, y, sin casi darse cuenta, se encontró en un sitio maravilloso, que oyó que lo llamaban mamá.
 
Al mismo tiempo, en el no tiempo, una hermosa Resplandorcita dijo que quería sentir, que había oído en la vibra-escuela que, en Gaia, había una cosa llamada sentimientos y que quería estar un tiempo en el tiempo, para experimentarlos, porque eso llamado Camino del Corazón, ayudaba a elevar la vibra.
 
Y, así, desde el no tiempo la mandaron al tiempo tres años (del tiempo), después de la partida de Resplandorcito, y, al igual que él, se encontró en una… eso que llamaban mamá, y se puso muy contenta porque empezó a sentir algo que llamaban Amor. Y la llamaron Guardiana del Amor.
 
Resplandorcito realizó un reconocimiento de donde estaba, y le gustó. Todo en “mamá” funcionaba de maravilla.
 
Y, cuando salió de “mamá”, se asombró de todo lo que sucedía a su alrededor, donde era mimado, y vio que Gaia estaba llena de resplandores, “humanos”, “animales”, “vegetales”… Así oyó que los llamaban.
 
Sus ojitos devoraron ávidamente todo su entorno, y su CURIOSIDAD se disparó. Cada cosa que aprendía le mostraba otras muchas por aprender. Su mente era una esponja de conocimientos, que ansiaba compartir.
 
Igualmente, cuando Resplandorcita salió de mamá, sintió que realmente había acertado al querer Sentir.
 
En mamá, había sentido que cuando papá y mamá se hablaban y reían, un sentimiento muy agradable la inundaba, y que cuando había tensión entre ellos, o no se hablaban, la sensación era desagradable y se cuestionaba si había acertado al venir a Gaia.
 
Esas situaciones se dieron, aunque no con mucha frecuencia. Y ese conocimiento lo fue guardando como un tesoro, manejando con maestría el arte de dar “eso” que alegraba, y obviando “eso” que hacía daño, o creía que podía hacerlo a otros Resplandores.
 
Y, por cierto, vio que había resplandores que brillaban mucho y otros que estaban bastante apagados…
En estas alternancias, pasó el tiempo en el tiempo, y, con un chiste, Resplandora y Resplandor se rieron, se gustaron, se juntaron y decidieron compartir su tiempo y sus cualidades recibidas en el no tiempo.
 
Resplandora, potenció su sensibilidad hacia al amor y hacia la ayuda a los demás, y, principalmente, hacia Resplandor y sus hijos.
 
En cambio, su potencial de lectura y conocimientos, fue cortocircuitado por sus padres, impidiéndole estudiar y leer, a pesar de que las monjas les dijeron que le diesen estudios, que tenía mucho potencial…
 
Su entrega hacia su familia, primos tíos… no fue apreciada, e incluso fue infravalorada, lo que generó en ella una sensación de “analfabetismo” que minó su autoestima.
 
Ello debía formar parte de su proyecto de vida, porque al iniciarse en el Camino del Corazón, explotó su potencial, y, hablando desde el Corazón, pasó a ser referente en el grupo que le ayudó a superar sus “carencias”, y trascendió al no tiempo con su proyecto de vida cumplido.
 
En cuanto a Resplandor, fue acompañante y testigo de su proceso, aportando lo mejor que pudo, el calor del cariño y la disposición de ayuda, a lo largo de los cuarenta y nueve años que permanecieron juntos.
 
Y fue, en el último mes de estancia en el tiempo, cuando ella fue consciente total de cómo había evolucionado, “despertado”, a raíz de transitar por el Camino del Corazón, y de cómo, desde el Amor, había llegado al conocimiento de sí misma. Y eso le hizo resplandecer aún más…
 
Y, en éstas, le tocó llevar al no tiempo todo lo aprendido y sembrado en sus hijos y nietos, y, como la energía del amor es la más luminosa, regresó al no tiempo, con un brillo muy muy especial…
 
En cuanto a Resplandor, en la terraza, sentado en la tumbona de su suegro, escruta el universo para ver si, desde el fondo del mismo, en el no tiempo, puede sentirla como ya la ha sentido y puede hacerla partícipe de los cambios, que, para bien, se están produciendo en él y en su entorno…, sin ser consciente de que, a pesar de lo baja que es la temperatura, un calorcito conocido lo envuelve en un agradable duermevela.






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